En proyectos de cimentación, el suelo y el agua subterránea pueden contener altos niveles de agentes químicos y, sin un análisis apropiado, comprometen la durabilidad y seguridad de una estructura.
Aquí, las pruebas químicas te ayudan a detectar componentes agresivos como sulfatos, cloruros, componentes orgánicos y variaciones de pH que provocan corrosión en el acero de refuerzo, degradan el concreto y causan reacciones expansivas en las estructuras subterráneas.
Por eso, llevar a cabo un análisis químico de suelos y agua en la fase preliminar de diseño es esencial para evitar fallas estructurales, además de garantizar cimentaciones sólidas a largo plazo.
En Integra Cimentaciones te ofrecemos servicios de pruebas químicas en laboratorio, otorgándote información exacta para que tomes decisiones informadas desde el inicio del proyecto.
Esta reacción causa fisuración y pérdida de resistencia; se concentra en suelos con fuentes evaporíticas o en aguas subterráneas de recarga contaminadas.
La presencia de cloruros en el agua puede disminuir drásticamente la vida útil de la estructura.
Suelos que son ricos en materia orgánica, como turberas, necesitan de pruebas específicas para evaluar su potencial de degradación.
Un pH alcalino excesivo (mayor a 9) indica que hay presencia de sales alcalinas que generan reacciones álcali-agregado, provocando expansión interna.
Mencionaremos las principales:
Medir el pH del suelo es lo primero que se debe hacer. Se toma una muestra representativa, se suspende en agua destilada y se registra con ayuda de un potenciómetro calibrado.
De estar rodeado por suelos alcalinos o ácidos, el diseño de cimentación debe tomar en cuenta los aditivos o recubrimientos protectores.
Aquí se usa el método de precipitación con cloruro de bario (NMX-C-157) para lograr cuantificar los sulfatos solubles.
Una concentración mayor a 0.1% en peso de la muestra seca encasilla el suelo en categoría agresiva, necesitando de concreto con cemento que resiste a sulfatos o aditivos inhibidores.
Este se mide a través de titulación argentométrica (Método Mohr) o ionometría; un valor superior a 0.05% en peso de sólidos muestra agresividad, por eso se recomienda el acero inoxidable o el recubrimiento epóxico para las armaduras y el concreto impermeable.
El contenido de materia orgánica se puede evaluar mediante la oxidación con dicromato y sulfonación. Valores mayores a 5% muestran potencial de reacciones biogénicas, así que se deben utilizar sistemas de desalojo y barreras químicas, antes de realizar la cimentación.
Se utiliza un indicador de sales disueltas totales. Se puede medir en el extracto acuoso. Lecturas por encima de 4 dS/m apuntan a un riesgo de corrosión, además de que necesitan mezclas de concreto con alta impermeabilidad.
Se toman muestras in situ tras limpiar los pozos, para evitar el arrastre de sedimentos. Se evalúa:
Estos resultados son fundamentales para diseñar probetas de concreto resistente, además de recubrimientos anticorrosivos.
Estos se miden en el laboratorio con titulaciones ácido-base, dependiendo el NMX-AA-051. Los niveles más altos provocan carbonatación del concreto, minimizando el pH interno y favoreciendo la corrosión del acero.
Para mitigarlo, se utilizan concretos con recubrimiento impermeable y bajas relaciones agua-cemento.